Él:
¿Por qué el diluvio de tus ojos
Ha creado en mí un naufragio?
¿Por qué el cielo ve el presagio
de que entre trombas despojos?
Si son fieros luceros rojos
¿por qué contenerse en plagio
del inexistente sufragio
que creados son por antojos?
No suspendas más la mirada
entre las nubes de tu alma.
En el balanceo de tu cuerpo
eres dueña del instante
cada suspiro que nace
es la medida del tiempo.
Es tu pelo el viento
que sepulta la hora que yace
y es tu piel la que hace
de los instantes recuerdo.
Ella:
Cuántos matices de soledad
insinuándose entre la suspensión de mis suspiros,
flébiles sonidos
que se asoman en las orillas.
Cuánto dolor, cuánta sangre derramada,
hasta que la luz aulló por fin en mí, amada.
Nostalgia envolvente,
pérdida del sentido,
estoy perdida en el limbo.
Al ver mis manos
restos veo
de deseos dislocados
¡ya por mis mejillas navegan
las barcas de la huida!
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